¿Estafa del tarot o videncia?: cuándo la necesidad de creer te cuesta caro



Mi experiencia con la videncia: ¿intuición o estafa?

Probando a las videntes: mi experiencia cara a cara

Un día decidí poner a prueba a algunas videntes, para ver qué había detrás de sus palabras y promesas. Quería descubrir si realmente "ven el futuro" o si todo es parte de un juego que se repite con cada cliente.

Eso sí, debo advertir que estas pruebas me dejaron la cartera un poco más floja… pero, como dicen, la curiosidad tiene un precio.

Este es el resultado de esas visitas, contado desde mi experiencia personal.


Introducción

Todos hemos sentido, en algún momento, la necesidad de respuestas.
Sobre el amor, la salud, el futuro… y los que ya no están con nosotros.

En medio de la incertidumbre, buscas señales, certezas, algo que te oriente.
Entonces decides acudir a los que prometen tener respuestas: los que leen el tarot, los que "hablan con el más allá", los que dicen ver lo que tú no puedes.

Pero, ¿ qué ven realmente los videntes ?
¿El futuro… o simplemente a alguien vulnerable y dispuesto a pagar?

Yo entré esperando que me dijeran algo importante, y salí pensando que lo único que realmente me leyeron… fue la cartera.
Antes de que la vidente dijera una sola palabra, ya lo decía todo el entorno.

El lugar era pequeño, pero cuidadosamente decorado: luz tenue, incienso en el aire, tapices con símbolos que no sabría identificar y una mesa redonda en el centro, cubierta con un paño oscuro.

Cada detalle parecía diseñado para que creyera. Para que sintiera que estaba entrando en otro plano. Uno donde el destino podía revelarse… por un precio.

Ella —la vidente— era guapa. Pelo negro, largo, piel impecable, mirada intensa. Como salida de una mezcla entre revista de moda y portada de libro de ocultismo. Ni una verruga, ni una arruga. Ni rastros de pobreza ni misterio real. Cuidada, segura y con un aura de misticismo.


1. Lo primero que ven es a ti


Nada más sentarme, me observó en silencio. No hizo falta mucho. En menos de un minuto, ya me había analizado de arriba abajo.

De pronto me dijo: —No necesitó preguntarme nada.—
Estaba claro que ya había hecho su diagnóstico: había deducido esas cosas que, con práctica, se leen al instante. El cansancio en la mirada. Alguna dolencia típica según la edad. Ese gesto que delata si cargas con ansiedad… o con tristeza.

Y claro, puedes querer creer que esta viendo algo “más allá”.
Pero en realidad, solo estaba viendo exactamente lo que tenía delante.
A mí.


2. La frase que desconcierta


Saben que todos llegamos pensando algo así como: “No digo ni mu, no me va a sacar nada, que adivine lo que quiera.”

Te dicen con voz segura: —“Veo que no vienes sola, ¿lo sabes, verdad? Es alguien que te cuida y siempre va contigo.”

Saben que todos hemos perdido a alguien y, con esa frase, te desarman.
Te está mirando atentamente para captar tu reacción; intentas no hacer ningún gesto, pero cuando tocan tu fibra sensible, es difícil evitarlo.

-Preguntas quién es, y te responden algo así: —“No lo veo muy claro, parece una mujer mayor, muy apegada a ti. Podría ser tu madre, espera que pregunto más.”

Tiran otra carta y, sin que te des cuenta, miran tu cara para estudiar tu reacción.
Incluso yo, que iba preparada al mencionar a mi madre, noté que se me abrían más los ojos, y entonces me afirmo: —“Sí, es tu madre.”

En el caso de que se den cuenta de que no han atinado, se remontan incluso a los ancestros…


3. Crean incertidumbre


Miran las cartas con interés y hacen un gesto dramático, creando incertidumbre.

Tú esperas respuestas y preguntas: —“¿Ves algo malo?”
Ella te mira y responde algo como: —“Veo que tienes una preocupación que a veces no te deja dormir.”


Está claro, ¿no? Si no, ¿ qué harías allí ?

Mis ojeras me delataban, y con mucha habilidad, entre carta y carta, ella iba sacando toda la información que necesitaba; en este caso, lo que yo le quise contar.
Luego empezó a decirme justo lo que pensaba que quería oír.

¿Le habló el tarot… o la necesidad de creer que cada persona tiene?


Cuando la consulta termina

Te animan a que vuelvas pronto, con frases como:

—“Ya verás, en la siguiente tirada todo te mejorará.”

Te hacen sentir que hay esperanza y que, con su ayuda, las cosas pueden cambiar para mejor.

Pero, al final, esa promesa es también una forma de asegurarse que vuelvas… y que sigas dejando dinero en la consulta.

Me quedé helada al descubrir que, si tienen algo de prestigio, la tarifa habitual de consulta física es de 100 euros.



En mi próxima publicación compartiré mi experiencia con las consultas de tarot telefónicas, donde explicaré cómo muchas personas aprovechan la vulnerabilidad de quienes buscan respuestas, sacando dinero sin ningún tipo de remordimiento.


 Vídeo en nuestro canal de YouTube: ¿Estafa del tarot o videncia?: cuándo la necesidad de creer te cuesta caro.

 Vídeo en nuestro canal de YouTube: ¿Videncia o estafa.


Nota aclaratoria:

En este artículo comparto mi experiencia personal con algunas consultas de videncia, tanto físicas como telefónicas. No pretendo generalizar ni descalificar a todas las personas que se dedican a esta práctica. Seguro que algunos se creen realmente videntes… y quien se lo crea, allá él o ella. Sin embargo, en mi caso, lo que viví me pareció una estafa. Cada quien debe decidir en qué creer y a quién confiarle su dinero.



Este blog comparte experiencias personales y aprendizajes propios. No soy profesional de la salud; si tienes dudas médicas, consulta siempre a un especialista.

Nota: Todas las imágenes de este blog han sido generadas mediante inteligencia artificial y no representan a personas reales.

Comentarios