Cosas que sacan de quicio a una mujer # 5



 “El hombre y el mando del televisor: cuando rendirse es ganar.”

Hay batallas que una libra durante años… hasta que un día se da cuenta de que la mejor estrategia es rendirse con gracia. ¿Un ejemplo clásico? El mando del televisor. Esta es una pequeña crónica casera sobre cómo, después de los 60, una aprende a elegir sus guerras —y a comprarse su propia tele.

Siempre me he preguntado por qué los hombres tienen esa necesidad casi ancestral de ser los amos y señores del mando de la televisión. ¿Será que de verdad creen eso de que “quien controla el mando, controla la relación”? Porque si es así… ¡ya entendí todo!

Está más que claro que los gustos televisivos entre hombres y mujeres pueden parecer de dos planetas distintos. Ellos pueden pasar de un documental sobre tiburones a una película de acción del 98 y luego a un partido de segunda división… en menos de cinco minutos. Y tú ahí, esperando que pongan tu serie favorita como quien espera que le toque la lotería.

Pero luego llega la edad, la sabiduría… y el hartazgo. Así que un día te plantas en MediaMarkt, te compras una tele solo para ti, la pones en otra habitación, y ¡voilà! te conviertes en la soberana indiscutible del mando. Reina, emperatriz, y jefa de programación.

¿Y por qué no seguir intentando ganar la batalla del mando? Porque no se puede. Ese aparatito es su báculo, su cetro, su espada láser. No lo sueltan ni dormidos.
Y seamos sinceras: a estas alturas, una ya no está para perder tiempo peleando por tonterías. Mejor ver tu serie tranquila, con tu manta, tus galletas… y tu dignidad intacta.


Después de ceder el mando, llegó el momento de tomar el control de mi tiempo.







Este blog comparte experiencias personales y aprendizajes propios. No soy profesional de la salud; si tienes dudas médicas, consulta siempre a un especialista.

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