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Mostrando las entradas etiquetadas como humor femenino

Cosas que sacan de quicio a una mujer # 7

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  Cuando alguien opina de tu cuerpo sin que se lo preguntes. "Uy, has engordado un poco" —dijo con título en "sinceridad brutal" Siempre hay alguien. La amiga “transparente”, la cuñada sin filtro, la tía que confunde sinceridad con mala educación… Y cuando te la encuentras, no falla. Lanza su frase estrella con tono casual, como quien comenta el tiempo: — “Uy, has engordado un poquito, ¿no?” A ver, querida… ¿Tú tienes espejo en casa? ¿O simplemente te guías por soltar lo primero que se te pasa por la cabeza al ver a alguien? Porque yo espejo tengo. Tengo espejo, fotos, ropa que ya no me sube del muslo y una relación con la báscula digna de una telenovela. Sé perfectamente cómo está mi cuerpo. Lo que no entiendo es cómo alguien puede ver el cuerpo de otra persona y pensar: “¿Sabes qué necesita esta persona? Mi opinión no solicitada, servida con una sonrisa y cero empatía.” Y claro, luego lo suavizan con el clásico: “Ay, pero te lo digo con ...

Cosas que sacan de quicio a una mujer # 6

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  “Ya que vas…” El arte sutil de delegarte la vida ajena Hay frases que parecen inocentes… hasta que las oyes por enésima vez en una semana. Y una de las campeonas indiscutidas del ranking es: “ya que vas…” No importa a dónde vayas —al baño, a la cocina, al súper, al cuarto de al lado o simplemente a tomar aire cinco segundos—, en cuanto anuncias (o te atreves a moverte sin anunciar) que vas a algún sitio, una voz surge de las sombras: — “¿Ya que vas, me traes un vaso de agua?” — “¿Ya que vas, me traes una cerveza?” — “¿Ya que vas, le das esto a los niños?” — “¿Ya que vas al centro, puedes pasar por el banco, comprar pan y recoger mi paquete de Amazon?” Y tú, que solo ibas por un vaso de agua, terminas con el vaso en una mano y las peticiones en la otra, la lista mental de los encargos ajenos y el perro siguiéndote porque también quiere algo. Así, sin quererlo, te convertiste en una especie de Uber doméstico no remunerado , con tarifa emocional incluida. Y lo peor es que l...

Cosas que sacan de quicio a una mujer # 5

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 “El hombre y el mando del televisor: cuando rendirse es ganar.” Hay batallas que una libra durante años… hasta que un día se da cuenta de que la mejor estrategia es rendirse con gracia. ¿Un ejemplo clásico? El mando del televisor. Esta es una pequeña crónica casera sobre cómo, después de los 60, una aprende a elegir sus guerras —y a comprarse su propia tele. Siempre me he preguntado por qué los hombres tienen esa necesidad casi ancestral de ser los amos y señores del mando de la televisión. ¿Será que de verdad creen eso de que “quien controla el mando, controla la relación”? Porque si es así… ¡ya entendí todo! Está más que claro que los gustos televisivos entre hombres y mujeres pueden parecer de dos planetas distintos. Ellos pueden pasar de un documental sobre tiburones a una película de acción del 98 y luego a un partido de segunda división… en menos de cinco minutos. Y tú ahí, esperando que pongan tu serie favorita como quien espera que le toque la lotería. Pero luego llega la...