SALIDAS CON AMIGAS



  •  Fiestas de verano para disfrutar juntas (julio–septiembre 2025)

¿Hay algo mejor que un verano con amigas? Risas, música, tradiciones, paseos al atardecer, conciertos al aire libre, verbenas, bailes y comidas populares que nos unen. En Mujer60 y más, te proponemos una ruta de fiestas por los pueblos de Madrid para que este verano lo vivas intensamente… ¡con tus amigas! Leer más






Este blog comparte experiencias personales y aprendizajes propios. No soy profesional de la salud; si tienes dudas médicas, consulta siempre a un especialista.

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Cosas que sacan de quicio a una mujer # 3

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Cuando tu amiga jura por su cactus, su perro y hasta por la Virgen que no se ha hecho nada … pero de repente aparece con más volumen que un concierto de rock.   Amiga, te queremos igual, con o sin bisturí, con silicona o sin ella… Pero no subestimes nuestra capacidad de observación: te vimos en bikini el verano pasado y ahora llevas más escote que una alfombra roja.   Y lo peor: cuando alguien le dice “¡Qué bien te ves!”, contesta con cara de santa: “Será que estoy comiendo más proteína…” ¿Proteína? ¿O prótesis, reina? Mira, no es por juzgar, es por honestidad entre amigas. Si te hiciste algo, dilo con orgullo. ¡Que se note el glow-up! Nosotras apoyamos el bisturí, solo no intentes hacernos pasar por ciegas.  Este blog comparte experiencias personales y aprendizajes propios. No soy profesional de la salud; si tienes dudas médicas, consulta siempre a un especialista.
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Cosas que sacan de quicio a una mujer #2

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La primera vez que un hombre me cedió el asiento en el metro La primera vez que iba en el metro, un hombre que calculaba más o menos mi edad me cedió el asiento. Al principio dudé en aceptarlo, porque el cabreo que me pillé fue considerable. Me imagino que para él fue un acto de caballero, pero para mí fue como si me estuviera llamando vieja. Vamos, que pensó que no podía estar de pie hasta el final del recorrido. Me dejó hecha una pena. No me quería sentar, pero la gente no dejaba de mirarme con esa insistencia silenciosa de “¡Siéntese, siéntese!”. Le lancé una mirada de mala leche, y sí, me senté. El viaje se me hizo eterno, cuando normalmente me parecía corto. Y ahí estaba yo, pensando que quizá debería cambiar mi vestimenta por algo más moderno… o al menos más “juvenil”. ¿Y tú? ¿Recuerdas la primera vez que alguien te cedió el asiento y cómo te sentiste? ¿Fue un gesto amable o un recordatorio incómodo? Me encantaría que compartieras tu historia en los comentarios. Este bl...
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Cosas que sacan de quicio a una mujer # 1

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  La primera vez que te llaman “señora” Aún recuerdo la primera vez que, paseando por el parque, a un niño se le escapó la pelota. La recogí por inercia, como siempre, y entonces escuché su grito desde lejos: —¡Señora! ¿Me puede pasar la pelota? ¿ Señora ? ¿En serio? ¿Se estaba dirigiendo a mí? Me quedé helada. ¿Tan mayor me veía? Si ni siquiera había cumplido los 30... Apenas unos años atrás me decían: “Chica, pásame la pelota” . Pero ese día, no. Ese día fui “la señora del parque”. Recuerdo que volví a casa dándole vueltas. Me miré en el espejo: el pelo, ni una cana; los ojos, ni una arruga. Pero algo había cambiado. Algo invisible, intangible... algo que ya no se puede ocultar ni evitar. Había crecido, sí. ¿Madurado? Tal vez. Pero ¿señora ? Desde entonces, cada vez que alguien me llama así, sonrío por fuera… pero por dentro sigo preguntándome cuándo fue que crucé esa línea invisible. Y así empieza esta nueva sección: “Cosas que nos sacan de quicio” , pequeñas (o no tan p...
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