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Mostrando las entradas etiquetadas como Dejar de fumar

Solo uno” puede abrir la puerta: mi lucha honesta contra la recaída y la adicción"

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  A veces creemos que “solo uno” no hará daño. Pero cuando se trata de una adicción, una sola rendija puede abrir la puerta entera. Hoy escribo desde la sinceridad más cruda. No para dar lecciones, sino para compartir una lucha que muchas conocemos: la de dejar el tabaco… y no dejarse a una misma en el intento. Esa maldita calada… Sí, ese cigarro que me fumé el otro día, “porque solo sería uno”, me ha revuelto todo. Como si una sola calada fuera suficiente para encender de nuevo la adicción. Desde entonces, mi cabeza no para. Me lleva, como si tuviera memoria propia, a los rincones de la casa donde alguna vez escondí cigarrillos: cajones, bolsos, chaquetas, incluso dentro de jarrones decorativos. Me siento como una ladrona, una detective desesperada… o peor, como una adicta a punto de cruzar un límite. Busco por si aún quedara alguno, como si fumármelo fuera a salvarme de algo. Y aunque me resisto a bajar a comprar tabaco, hay momentos en los que esa lucha se vuelve una tortura. ...

La trampa del ‘solo uno’: mi lucha contra la recaída y el miedo

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  Cuando el miedo intenta hablar más fuerte que la voluntad Ayer se suponía que debía celebrar dos meses sin fumar. Dos meses de esfuerzo constante, de lucha diaria contra una adicción que conozco demasiado bien. Pero algo me desestabilizó: la incertidumbre de una prueba médica. El miedo, la ansiedad… y la vieja trampa de pensar que un cigarrillo podría calmarlo todo. Me dio vergüenza, pero pedí uno en la calle. Antes incluso de encenderlo, ya sabía lo que iba a pasar. Sabía que no existe eso de “solo uno”. Sabía que no me iba a traer alivio, que no iba a borrar el miedo ni resolver nada. Sabía que me dolería la garganta, que podría volver esa tos de las noches, que me iba a decepcionar. Y aun así, lo encendí. Cada calada fue amarga, no solo por el sabor, sino por lo que significaba. Cada bocanada me hacía prometerme a mí misma que no volvería a caer. Que este desliz, aunque doloroso, no iba a borrar todo lo logrado. Hoy estoy lidiando con las consecuencias emocionales. Mi mente me...

DEJAR DE FUMAR

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  El 21 de marzo tomé la decisión de dejar el tabaco, no por gusto, sino por el deseo de recuperar mi calidad de vida. La tos matutina se había convertido en un compañero nocturno , y me di cuenta de lo mal que me estaba sintiendo, tanto física como emocionalmente. El dolor en el pecho me asustó tanto que supe que debía hacer un cambio. Hoy, lucho con todas mis fuerzas para no volver a encender un cigarrillo. Cada día sin fumar es una victoria, una oportunidad para respirar mejor, para sentirme más fuerte y más libre. Si yo pude, tú también puedes. No estás solo en este camino, cada paso cuenta y vale la pena. En mi próxima entrada, te contaré cómo inicié este proceso y qué me ayudó a mantenerme firme. ¡Juntos podemos lograrlo!