DEJAR DE FUMAR
El 21 de marzo tomé la decisión de dejar el tabaco, no por gusto, sino por el deseo de recuperar mi calidad de vida. La tos matutina se había convertido en un compañero nocturno, y me di cuenta de lo mal que me estaba sintiendo, tanto física como emocionalmente. El dolor en el pecho me asustó tanto que supe que debía hacer un cambio.
Hoy, lucho con todas mis fuerzas para no volver a encender un cigarrillo. Cada día sin fumar es una victoria, una oportunidad para respirar mejor, para sentirme más fuerte y más libre. Si yo pude, tú también puedes. No estás solo en este camino, cada paso cuenta y vale la pena.
En mi próxima entrada, te contaré cómo inicié este proceso y qué me ayudó a mantenerme firme. ¡Juntos podemos lograrlo!
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