Entre tintes y canas: una decisión que pesa más de lo que parece
Durante años, muchas mujeres hemos vivido una especie de "contrato no escrito" con los tintes. En cuanto aparece la primera cana, nos lanzamos a cubrirla casi con vergüenza. Nos dicen que el pelo blanco "envejece", que "te descuidas", que "no te favorece". Y así, cada pocas semanas, corremos a teñirnos como si nuestra vida dependiera del color de nuestro cabello. Pero llega un momento en que te lo empiezas a cuestionar. No solo porque cansan las visitas la peluquería o el gasto constante, sino porque también empieza a cambiar el cabello. Al llegar a cierta edad, notas que está más fino, que hay menos cantidad, que ya no tiene la misma fuerza… y te preguntas si los años de tintes químicos han tenido algo que ver. En ese punto, muchas —como yo— decidimos dar un primer paso: cambiar a tintes vegetales, buscando algo más suave, menos agresivo, con la esperanza de cuidar lo que aún queda. Y sí, ayuda algo. Pero también empieza a crecer una idea: ¿Y...